Clásica

No tengo formación musical, soy incapaz de entender una partitura y todavía me desoriento al escuchar una pieza algo compleja. Soy autodidacta: lo que sé, lo he aprendido leyendo y escuchando. También es una afición compulsiva que empezó hace no muchos años. De una forma algo acelerada, he logrado reunir una colección de varios miles de discos que me lo han enseñado todo. Cuando puedo, asisto a algún concierto, aunque son menos de lo que me gustaría. De ahí que mi afición por la música clásica (como mera derivada de mi afición por la música) vaya de la mano de mi afición por el audio, que es subsidiario de la primera.

Prefiero las obras sinfónicas a las de cámara, y estas a las vocales. Aún tengo que aprender mucho sobre ópera, y especialmente sobre música del siglo XX. Admiro la música barroca, disfruto con la clásica, me emociono con la romántica y alcanzo el éxtasis (por llamarlo de un modo exagerado) con la tardorromántica. La música de vanguardia puede despertar mi curiosidad, a veces, pero en general me deja frío. Sé qué es la forma sonata, distingo un tema de sus variaciones (casi siempre), acostumbro a identificar con precisión los instrumentos que suenan, conozco los principales géneros, podría mantener una discusión breve sobre los solistas y directores más destacados y no le hago ascos a las grabaciones monoaurales en bruto. Me gusta cómo sonaban las cuerdas de la Staatskapelle de Dresde de los 70 y 80, el timbre y las flexiones del corno de Brian, la potencia de las tubas wagnerianas, la aspereza de algunas interpretaciones historicistas, la voz de la Berganza, las picardías de Kleiber (el hijo), los arrobamientos de Furtwängler, el chelo de Bylsma, el sonido denso y preciso de las viejas grabaciones de RCA Living Stereo y el sonido del clarinete cuando suena en el quinteto de Mozart. También me gusta escuchar la respiración del director o los crujidos de las sillas de los músicos en los silencios de las grabaciones, la tensión que se respira segundos antes del concierto en las tomas en directo, la presión de los dedos sobre las cuerdas en los pizzicatti y las tormentas a las que sigue la calma instrumental, o aún mejor: el silencio.

Entiendo que la música se puede comprender, se puede disfrutar y se puede comprender y disfrutar a la vez, en una especie de socorro mutuo. Si es posible, prefiero la última fórmula; si no puede ser, me contento con la segunda.

He aquí algunas de las obras (con sus grabaciones) que me llevaría conmigo si alguna vez me ingresaran (es solo un ejemplo) en un centro psiquiátrico.

J.S. Bach, Variaciones Goldberg, P. Hantaï, 1992.


J.S. Bach, Suites para chelo, A. Bylsma, 1979.


S. Barber, Cuarteto para cuerdas, Emerson, 1990-1991.


S. Barber, Adagio, Bernstein, Los Ángeles, 1982.


B. Bartok, Concierto para orquesta, Reiner, Chicago, 1955.


L. van Beethoven, Sonatas para piano núms. 8, 23, 31, 26, 27, 30 y 31, Gilels, 1972-1985.


L. van Beethoven, Conciertos para piano, Arrau y Davis, Dresde, 1984-1986.


L. van Beethoven, Concierto para violín, Kremer y Harnoncourt, Europea de Cámara, 1992.


L. van Beethoven, Sinfonía 3, Klemperer, Philharmonia, 1957.


L. van Beethoven, Sinfonía 4, Szell, Cleveland, 1959.


L. van Beethoven, Sinfonías 5 y 7, Kleiber, Filarmónica de Viena, 1975-1976.


L. van Beethoven, Sinfonía 6, Cluytens, Berlín, 1960.


L. van Beethoven, Sinfonía 9, Furtwängler, Bayreuth, 1951.


H. Berlioz, Sinfonía fantástica, Munch, Boston, 1961.


G. Bizet, Carmen, Abbado, Londres, 1977.


J. Brahms, Sinfonías, Furtwängler, Berlín y Viena, 1948-1952.


J. Brahms, Réquiem alemán, Klemperer, Philharmonia, 1961.


M. Bruch, Concierto n. 1 para violín, Heifetz y Sargent, Londres, 1961.


A. Bruckner, Sinfonía 4, Böhm, Viena, 1973.


A. Bruckner, Sinfonía 7, Böhm, Viena, 1976.


A. Bruckner, Sinfonía 9, Giulini, Viena, 1988.


F. Chopin, Baladas, Zimerman, 1987.


F. Chopin, Valses, Lipatti, 1950.


C. Debussy, Preludio a la siesta de un fauno, Imágenes, La mar, Martinon, ORTF, 1973-1974.


A. Dvorak, Cuarteto Americano, Rubinstein, Guarnieri, 1972.


A. Dvorak, Concierto para chelo, Fournier, Szell, Berlín, 1961.


A. Dvorak, Sinfonías, Kertesz, Londres, 1963-1966.


E. Elgar, Concierto para chelo, Du pré, Barbirolli, Philharmonia, 1965.


E. Elgar, Variaciones Enigma, Barbirolli, Philharmonia, 1962.


M. de Falla, El amor brujo y El sombrero de tres picos, De los Ángeles, Giulini, Philharmonia, 1961-1964.


M. de Falla, Noches en los jardines de España, Larrocha, Frühbeck de Burgos, Londres, 1983.


G. Fauré, Canciones, Ameling, Souzay, 1973.


G. Fauré, Réquiem, Gardiner, 1992.


C. Franck, Sonata para violín y piano, Daczowska, Zimerman, 1980.


E. Grieg, Concierto para piano, Kovacevich, Davis, BBC, 1970.


J. Haydn, Concierto para trompeta y trompa, Hardenberger, Marriner, St. Martin, 1986.


G. Mahler, Sinfonía 1, Bernstein, Concertgebow.



G. Mahler, Sinfonía 2, Klemperer, Philharmonia, 1962.


G. Mahler, Sinfonía 3, Horenstein, Londres, 1970.


G. Mahler, Sinfonía 5, Barbirolli, New Philharmonia, 1969.


G. Mahler, Lieder, Baker, Barbirolli, New Philharmonia, 1967-1969.


F. Mendelssohn, Conciertos para violín, Mullova, Marriner, St. Martin, 1991.


F. Mendelssohn, Sueño de una noche de verano, Abbado, Londres, 1984.


W. A. Mozart, Quinteto para clarinete, Talich, 1980.


W. A. Mozart, Conciertos para trompa, Brian, Karajan, Philharmonia, 1953.


W. A. Mozart, Conciertos para piano núms. 23 y 24, Curzon, Kertesz, 1968.


W. A. Mozart, Conciertos para piano núms. 20 y 27, Curzon, Britten, 1970.


W. A. Mozart, Sinfonías 40 y 41, Harnoncourt, Concertgebouw, 1988.


W. A. Mozart, Réquiem, Marriner, St. Martin, 1977.


M. Musorgski, Cuadros de una exposición, Reiner, Chicago, 1959.


S. Prokofiev, Concierto para piano núm. 3, Argerich, Abbado, Berlín, 1967.


S. Prokofiev, Sinfonía 1 y Pedro y el lobo, Abbado, Cámara de Europa, 1986-1990.


S. Prokofiev, Romeo y Julieta, Previn, 1973.


G. Puccini, Madama Butterfly, Karajan, Freni, Pavarotti, 1974.


S. Rachmaninov, Conciertos para piano, Ashkenazy, Previn, 1972.


M. Ravel, Conciertos para piano, François, Cluytens, Conservatorio, 1959.


M. Ravel, Bolero, La valse y Pavana para una infanta difunta, Munch, Boston, 1958-1962.


O. Respighi, Aires y danzas, Dorati, 1965.


N. Rimski-Korsakov, Scherezade, Reiner, Chicago, 1960.


F. Schubert, Cuarteto 'La muerte y la doncella', Curzon, Octeto de Viena, 1957.


F. Schubert, Sinfonía 8, Kleiber, Viena, 1978.


D. Shostakovich, Quinteto para piano y cuerda, Richter, Borodin, 1983.


D. Shostakovich, Sinfonía 7, Bernstein, Chicago, 1988.


J. Sibelius, Sinfonía 5, Vänska, Lahti, 1995.


R. Strauss, Cuatro últimas canciones, Schwarzkopf, Szell, Londres y Berlín, 1966-1969.


I. Stravinsky, La consagración de la primavera, Monteux, Boston, 1951.


G. Verdi, La traviata, Scotto, Kraus, Muti, Philharmonia, 1981.


A. Vivaldi, Las cuatro estaciones, Biondi, Europa Galante, 1991.


R. Wagner, El anillo del nibelungo, Hotter, Windgassen, Knappertsbusch, Bayreuth, 1956.


I. Albéniz, Iberia, Larrocha, 1961.


L. Delibes, Lakmé, Dessay, Kunde, Plasson, Toulouse, 1997.


G. Gershwin, Rhapsody in blue, Previn, 1971.


E. Humperdinck, Hansel y Gretel, Schwarzkopf, Karajan, Philharmonia, 1953.


E. Satie, Gymnopédies, Gnossiennes, Cohen, 1998.


Strauss (familia), Concierto de Año Nuevo, Kleiber, Viena, 1989.


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