Cementerios

Entre las muchas perversiones que configuran mi carácter, la necrofilia cultural es una de mis favoritas. Cuando visito una ciudad con pasado, me gusta pasear por sus calles, comer en sus mercados ambulantes y ver a la gente que está viva en las calles, pero también me gustan sus cementerios. No nos engañemos. Visitamos esas ciudades por su pasado, pero lo buscamos donde no podemos encontrarlo: en sus avenidas con tráfico y en los centros peatonales con turistas. Casi todo ese pasado que buscamos está enterrado en sus necrópolis, esas ciudades de los muertos que nos explican la historia y las miserias de la gran ciudad en la que están encerradas. Es una ciudad dentro de otra ciudad, pero la auténtica no es la nuestra, sino la de ellos. Los cementerios, además, suelen ser los lugares más agradables y hermosos, con sus árboles, sus monumentos, sus cuervos y ese abandono que tanto nos gusta ver en los cuadros de los románticos. Son un museo al aire libre en el que uno aprende casi más que en la ciudad de los vivos.

Los cementerios que más me han gustado, por su encanto y por las simpáticas personas que hay enterradas en ellos, son el de Père Lachaise (París), el Central de Viena, el Highgate de Londres y alguno más que irá apareciendo al hilo de este hilo.

Memento mori.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Those are some of my favorite cemeteries, too! Thank you for linking to my blog. I'm glad to find yours in return. I look forward to learning more about the cemeteries of Europe.