sábado, 4 de febrero de 2012

A Francisco



Nos dejó el 16 de abril de 2011. Amaba los pájaros. Nos quedan sus jaulas, sus cenizas, el eco de su voz en las habitaciones, el ímpetu que corre por la sangre de los suyos, su dolorosa memoria. Este fue el texto que le leímos al despedirle:




Francisco:

No te hablo en pasado sino en presente, porque estás entre nosotros. Tu sangre corre por las venas de tus hijos y tus nietos; tus palabras resuenan en las palabras que hemos aprendido contigo; tu voz está grabada en nuestros oídos para siempre; lo que han visto tus ojos ilumina los nuestros. Estamos hechos de ti, vives en nosotros. Si hemos llegado a ser buenos, es porque eres un hombre bueno. Somos fuertes porque nos das tu fuerza y tu coraje. Gracias por regalarnos las cosas más importantes: las sonrisas, el humor, la inteligencia, el amor. Gracias por protegernos y gracias por ser la brújula de esta familia, que nos ha orientado cada día y siempre nos señalará el camino correcto. Te estamos echando de menos, y ya sabes cuánto.

Besos, Francisco, de aquellos que te quieren y prometen ser tan felices como tú lo has sido y lo eres. Besos, ahora que nos estás viendo y nos envías los tuyos.

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