miércoles, 1 de febrero de 2012

San Pedro de Salzburgo


CEMENTERIO DE SAN PEDRO, Salzburgo.

Una especie de paraíso en la tierra: hay hierba verde, lápidas de madera, ramas de abeto, ofrendas florales (sobre todo pensamientos) y unas catacumbas espartanas en las que lo mejor son las vistas. Por ejemplo, esta de la foto, que tomé un día nublado cuando empezaba a llover.

El cementerio está enclaustrado entre la pared de una montaña donde hay un castillo blanco, la iglesia católica que se intuye en la foto y las casas donde termina Salzburgo. Esta especie de muralla triangular lo separa y aísla del mundanal ruido, como sucede en cualquier cementerio que merezca tal nombre. La belleza de la hierba y las tumbas invita a bajar la mirada; la montaña, a elevarla. Este movimiento ascendente, que va de la tierra al cielo, es el apropiado en un cementerio de verdad.

Aquí yacen algunos hermanos de Haydn y Mozart. También descansa Haffner el viejo, padre del dedicatario de la serenata y la sinfonía de Mozart.

Lástima: siempre está infestado de turistas con chancletas.

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