BELLINI, otro de los ilustres del cementerio más ilustre del mundo. Bueno, en realidad no está aquí, porque en 1876 lo trasladaron a Catania. Da lo mismo: está en medio de una manzana y la gente no la encuentra, así que no hay flores ni papeles ni nada.
Falleció en París en 1835 por culpa de una infección intestinal. Murió cuando estaba en lo mejor de su carrera, cuando empezaba a triunfar en los salones de la época. Seguramente sus mejores óperas, las que no llegó a escribir, están bajo esta piedra.
A sus funerales asistieron Rossini y Cherubini, sin saber que ambos habrían de reposar allí años después. En la lápida, fue inscrito el primer verso del aria más famosa de La sonnambula: "Ah, non credea mirarti si presto estinto, o fiore". Cuando murió, contaba con 34 años.
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