lunes, 23 de enero de 2012

Rousseau




ROUSSEAU, escritor y filósofo, convertido en héroe por la Revolución, también reposa en el Panteón.

Murió el 2 de julio de 1778 de una apoplejía. Primero fue enterrado en la isla des Peupliers, "como un perro danés" según Mme de Créquy. En 1794, tras el triunfo de la Revolución, Robespierre solicitó su traslado a París, donde recibió honores de héroe: el cortejo partió hacia Montmorency, donde había escrito casi todos sus libros, y luego se dirigió a París, donde se creó una isla artificial y, en su centro, un inmenso cenotafio con forma de templo clásico. Hubo una velada musical, recitación de himnos, flores, frutos, asistencia de las masas, y al día siguiente un convoy inmenso lo condujo al Panteón.

Su tumba está frente a la de Voltaire. Consiste en un pequeño templo. La puerta está entreabierta. A través de ella, sale una mano que sostiene una antorcha encendida.

Voltaire y Rousseau, que no fueron precisamente amigos en vida, están obligados a mirarse a la cara por los siglos de los siglos. A mí el castigo no me parece mal, porque Rousseau debió de ser un misántropo insoportable.

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