lunes, 23 de enero de 2012

Catacumbas de París



CATACUMBAS de París.

Cuando fuimos hará diez años, recuerdo que no había absolutamente nadie. Nos costó encontrar la entrada, en medio de la glorieta de Denfert-Rochereau, y estuvimos charlando un rato con el portero que vendía los tickets.

El 2 de enero de 2012 nos acercamos un momento, pero desistimos porque había una cola de casi dos horas.

Es uno de los osarios más impresionantes del mundo. Fue creado en el siglo XVIII. Aprovecharon las canteras municipales, a 20 metros bajo el suelo.

Hasta ese momento, los difuntos eran enterrados en el centro de la ciudad, alrededor de las iglesias. La saturación creó graves problemas de salud pública. Se decidió, entonces, vaciar todos los cementerios eclesiásticos de la capital y reunir los huesos bajo tierra. En total, 2 km de galerías estrechas y con techo bajo. Los encargados jugaron a colocar los huesos para crear figuras geométricas y decoraciones macabras.



Como digo, más de 2 km de galerías como esta. Solo se visita una parte. El resto (300 km) está cerrado para evitar misas negras y otros festejos habituales.

Primero se desciende por 90 escalones. Enseguida se notan el frío y la humedad. De repente, terminan las escaleras y un cartel nos saluda: "¡Detente! !Estás en el imperio de la muerte!".

Se tardó 15 meses en trasladar y colocar todos los huesos. En total, 6.000.000 de parisienses. O sea, todos los que vivieron y murieron en París antes de 1786. [i]Los miserables[/i] de Victor Hugo está inspirada en estos túneles. La Resistencia los utilizó durante la invasión nazi.

Todos los huesos son anónimos, salvo unos pocos en los que aparece escrito el nombre: por ejemplo, Robespierre.



Mors aequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turris.

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