lunes, 23 de enero de 2012

Sir Thomas Beecham



SIR THOMAS BEECHAM, St Peter Churchyard, Limpsfield, Surrey, Reino Unido.

Director de orquesta y provocador nato. Sus mejores grabaciones: óperas de Richard Strauss, Mozart, Puccini, Bizet.

Fue todo un personaje, como se verá enseguida.

Este hijo de millonarios, de vestimenta aristocrática y (quizá) monóculo de oro, fundó nada menos que tres orquestas (entre ellas, la Royal Philharmonic Orchestra). Durante 40 años, dominó el mundo musical británico. Tuvo tiempo de casarse tres veces y de tener hijos.

Cultivó el arte de la amistad y de la enemistad. Sus amigos: Furtwängler, Monteux, Kempe y Reiner. Sus enemigos: Adrian Boult lo llamó "repugnante", Barbirolli no se fiaba de él, Henry Wood lo consideró un advenedizo.

Dicen que cuando varios músicos ingleses se reúnen para tomar una copa, siempre acaban explicando anécdotas sobre sir Thomas Beecham. Se han publicado varios libros con ellas. He aquí algunas, junto a frases célebres:

MUJERES: "No quiero mujeres en mi orquesta: si son guapas, distraen a los músicos; si son feas, me distraen a mí porque no podría mirar a la orquesta".

MUSICÓLOGOS: "Musicólogo es aquel que sabe leer la música pero no puede escucharla".

PÚBLICO: "En una orquesta, hay dos reglas de oro: empezar y terminar a la vez. Al público le importa un bledo lo que pase enmedio".

BEETHOVEN: "Los últimos cuartetos de Beethoven fueron compuestos por un hombre sordo y solo pueden ser admirados por un hombre sordo".

INGLESES: "No hay duda de que a los ingleses no les gusta la música. Es probable que no la comprendan, pero les encanta el ruido que hace". "Los ingleses no aprecian la ópera porque son la raza más vulgar e inculta de Europa".

Una vez, le dijo a una violonchelista: "Señorita, usted tiene entre las piernas un instrumento capaz de dar placer a miles de personas, y todo lo que sabe hacer con él es estrujarlo".

Cuando cumplió 70 años, recibidó telegramas de Strauss, Stravinsky y otros; él preguntó: "¿No hay ninguno de Mozart?".

En Alemania, dirigió un concierto al que asistió Hitler, que llegó tarde. Beecham dijo en voz alta: "¡Este viejo cabrón llega tarde!". Cuando acabó el concierto, le dijo al primer violín: "Vaya, parece que a ese viejo chiflado le ha gustado". Los micrófonos estaban abiertos y retransmitían para toda Europa.

Murió en 1961 de una trombosis coronaria. Tenía 81 años. Descansa cerca de Delius, quizá el único músico inglés a quien de verdad admiraba.

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