lunes, 23 de enero de 2012

Molière y La Fontaine




MOLIÈRE y LA FONTAINE.

No tengo fotos mías. Cerraban el cementerio. Las que tengo las eché hace seis o siete años y ahora no las encuentro.

Cuando en 1804 se construyó el cementerio, en las afueras de París, nadie quería ser enterrado allí. Estaba demasiado apartado. Las autoridades idearon una campaña genial: trasladaron las tumbas de Molière y La Fontaine. Desde entonces, todo el mundo quiso yacer en compañía de estos dos genios, y ser enterrado en el Père Lachaise se convirtió en un signo de distinción. También la muerte tiene sus modas y sus categorías.

1673: Molière, autor y actor, acaba de representar el papel del enfermo en su comedia El enfermo imaginario. Cuando vuelve a casa, en la calle Richelieu, empieza a encontrarse mal: el reuma le provoca una fuerte tos, la tos se hace más intensa, los enormes esfuerzos le revientan una vena. Tarda más de media hora en morir. Esto es lo que cuenta La Grange en su diario.

1695: La Fontaine fue el famosísimo autor de fábulas. Por eso, en su tumba se representan "El lobo y el cordero" y "El lobo y la cigüeña". Después de confesarse, murió y fue examinado: bajo su ropa se descubrieron cilicios de penitencia.

Vive, memor mortis.

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