sábado, 28 de enero de 2012

Johann Strauss, padre




JOHANN STRAUSS, PADRE, en el Cementerio Central de Viena (hasta 1904, en el cementerio Doblinger de la misma ciudad).

Compositor. Principales obras: vals vienés, Marcha Radetzky.

En la actualidad, la Nochevieja del Musikverein de Viena es coto de aristócratas, políticos, artistas y personajes pudientes. El vals vienés, sin embargo, no siempre fue un caramelo palaciego.

Strauss se hizo a sí mismo. Su madre murió cuando él tenía 7 años, y su padre (que era posadero) pereció ahogado cinco años después. Strauss aprendió el arte de la encuadernación, pero pronto sintió que la música era su auténtica pasión. El resto es historia bien conocida: trabajó en la orquestilla de Lanner, creó la suya y compitió con su antiguo mentor, dio giras por pueblos, aldeas y ciudades, transformó la música popular de Austria en lo que hoy llamamos vals vienés, alcanzó a pisar los palacios, fue uno de los primeros en cobrar por la entrada a sus conciertos y bautizó sus valses con nombres propios para mejor vender sus partituras. Strauss, el padre, no solo inventó el vals vienés: también creó su mercadotecnia y su prestigio, que aún duran.

Falleció en 1849. Uno de sus hijos bastardos le había contagiado la escarlatina, como si su muerte fuese la expiación de sus pecados. Otro hijo, el Johann legítimo, llevaba años haciéndole sombra con su propia orquesta, como si el destino hubiera querido que el hombre que pisó a Lanner fuera pisado por su propio vástago.

A veces, los hombres tienen gestos de generosidad cuando les llega la hora última. Lanner, su rival, había muerto en 1843. Strauss, el padre, pidió ser enterrado junto a él, no para seguir haciéndole sombra más allá de la vida, sino (así hay que creerlo) para tener a alguien con quien recordar los viejos tiempos durante los largos domingos de la muerte.

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