lunes, 23 de enero de 2012

Isaac Albéniz



Parece mentira: visitamos lo que está lejos y postergamos lo que tenemos al lado. Le debo una visita.

ISAAC ALBÉNIC, cementerio de Montjuïc, Barcelona.

Principales obras: Iberia, Suite española, Rapsodia española.

Se formó en Europa (Alemania, Bélgica, Francia). Aprendió de Liszt y Chopin; influyó en Ravel y Débussy.

Durante sus últimos doce años padeció nefritis crónica, pero apenas se quejó y siguió componiendo. En 1909 se trasladó, por prescripción médica, a un balneario francés junto a su familia. Allí lo visitó Granados, que le dijo que habían pedido para él la cruz de la Gran Legión de Honor francesa. Se abrazaron un largo rato, sin saber qué decir. Murió pocos días después. Tenía 48 años.

El prefecto francés de los Bajos Pirineos se apresuró a colocar sobre su ataúd la Gran Cruz de la Legión de Honor, que finalmente le concedieron. En Barcelona, se interpretaron en su honor la marcha fúnebre del Crepúsculo de los Dioses, de Wagner, el Requiem de Fauré y la segunda sonata de Chopin. Las calles se engalanaron de banderas a media asta. Se hizo una parada ante el Liceo. Lo acompañó un centenar de personas.

Lorca le dedicó este soneto-epitafio:

Esta piedra que vemos levantada
sobre hierbas de muerte y barro oscuro
guarda lira de sombra, sol maduro,
urna de canto sola y derramada.

Desde la sal de Cádiz a Granada
que erige en agua un perpetuo muro,
en caballo andaluz de acento duro
tu sombra gime por la luz dorada.

¡Oh dulce muerto de pequeña mano!
¡Oh música y bondad entretejida!
¡Oh pupila de azor, corazón sano!

Duerme cielo sin fin, nieve tendida,
Sueña invierno de lumbre, gris verano,
¡Duerme en olvido de tu vieja vida!

14 de Diciembre de 1935

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