lunes, 23 de enero de 2012

Maria Callas




La CALLAS, en el Père Lachaise. La foto no es mía.

Encontrarla es fácil y difícil: los admiradores bajan al sótano del Columbario, dan vueltas, husmean y finalmente dan con el nicho 16258.

Su final es muy conocido: tras vivir un romance con Onassis, la relación se rompe, él se casa con Jackie Kennedy y ella se encierra en una vida solitaria, cada vez más mustia. Murió, quizá por suicidio, de una sobredosis de tranquilizantes en su apartamento parisino.

Ni siquiera muerta encontró la paz. Tras su cremación, alguien robó la urna. Cuando la hallaron, se decidió arrojar sus cenizas al Egeo. En el Père Lachaise solo está la urna, pero siempre es mejor no desilusionar a los admiradores que cada día le dejan flores o escriben en los márgenes del mármol.

Cum fovet fortuna, cave, namque rota rotunda.

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